Por Dra. Judith Vila, especialista en Neuropediatría
Introducción
El sueño es una necesidad biológica fundamental para el desarrollo físico, emocional y cognitivo del niño. Así; existen diversas teorías acerca de las funciones del sueño dirigidas a favorecer la memoria, consolidar lo aprendido, regular emociones y liberar hormonas esenciales para el crecimiento.
Por eso, cuando existen dificultades para dormir, es importante prestar atención.
Como neuropediatra, observo que los trastornos del sueño en la infancia a pesar de ser identificados por los padres, no siempre son abordados en la consulta pediátrica; de tal modo que con frecuencia acompañan a diferentes Trastornos del desarrollo interfiriendo en la calidad de vida del niño y de su entorno familiar.
¿Qué se considera un trastorno del sueño en niños?
Un trastorno del sueño infantil se refiere a cualquier alteración persistente en la cantidad, calidad o ritmo del sueño que afecta el desarrollo, el comportamiento o la salud del niño.
Es normal que, en el sueño sucedan cambios de la actividad eléctrica cerebral claramente diferenciables a través de un electroencefalograma; así, existen 2 grandes fases: el sueño sin movimientos oculares rápidos y el sueño con movimientos oculares rápidos que se suceden e integran un ciclo de sueño, repitiéndose a lo largo de la noche 4 a 6 veces. Los niños pueden presentar despertares nocturnos o dificultades para iniciar y mantener el sueño, pero cuando estos problemas son constantes, prolongados e interfieren en la calidad de sueño del niño y su entorno deben ser evaluados por un profesional.
Tipos más comunes de trastornos del sueño en la infancia
- Insomnio infantil
- Dificultad para iniciar o mantener el sueño.
- El niño se resiste a dormir o se despierta muchas veces durante la noche.
- Puede estar relacionado con malos hábitos, ansiedad o condiciones neurológicas.
- Terrores nocturnos
- Episodios de gritos, agitación y miedo intenso durante el sueño profundo.
- El niño no suele despertarse completamente y no recuerda lo ocurrido.
- Ocurren habitualmente entre los 3 y 7 años.
- Pesadillas frecuentes
- Sueños angustiosos que despiertan al niño y afectan su descanso.
- A menudo asociadas a estrés, ansiedad o experiencias traumáticas.
- Somnambulismo
- El niño se levanta de la cama y camina dormido.
- No recuerda nada al despertar.
- Más frecuente en edades escolares.
- Síndrome de piernas inquietas
- Molestia o necesidad imperiosa de mover las piernas sobre todo al acostarse.
- Dificulta el inicio del sueño y puede estar relacionado con deficiencia de hierro.
- Apnea del sueño infantil
- Pausas en la respiración durante el sueño, generalmente por obstrucción de las vías aéreas. Niños con hipertrofia de adenoides, obesidad, anomalías craneofaciales están en riesgo de padecerla.
- El niño ronca y presenta aumento del esfuerzo respiratorio para lograr respiraciones eficaces, se asocia a somnolencia diurna, bajo rendimiento escolar e inquietud.
Causas frecuentes de los trastornos del sueño en niños
- Malos hábitos de sueño: uso de pantallas antes de dormir, falta de rutina, horarios irregulares.
- Estrés emocional: cambios en la familia, problemas escolares, ansiedad por separación.
- Condiciones médicas o neurológicas: epilepsia, TDAH, trastornos del desarrollo.
- Factores ambientales: ruido, luz, temperatura o incomodidad en el lugar de descanso.
¿Cuáles son las señales de alerta?
Presta atención si tu hijo:
- Tarda más de 30 minutos en dormirse cada noche.
- Se despierta varias veces durante la noche.
- Ronca o presenta pausas respiratorias.
- Tiene somnolencia excesiva durante el día.
- Se muestra irritable, inquieto, distraído o con bajo rendimiento escolar.
- Presenta conductas anormales durante el sueño (gritos, caminar dormido, miedo extremo).
Consejos para mejorar el sueño infantil
- Establece una rutina regular para acostarse y despertarse, incluso los fines de semana.
- Evita pantallas (televisión, tablet, celular) al menos una hora antes de dormir.
- Crea un ambiente propicio para el descanso: habitación oscura, silenciosa y fresca.
- Incluye actividades relajantes antes de dormir: lectura, música suave, baño tibio.
- Evita comidas pesadas o azucaradas por la noche.
- Fomenta la actividad física diurna, pero no justo antes de dormir.
- Acompaña sin sobreproteger: si el niño se despierta, consuélalo sin convertirlo en un hábito dependiente.
¿Cuándo consultar con un neuropediatra?
Es recomendable acudir al especialista si:
- El trastorno del sueño es persistente (más de 3 semanas).
- Afecta el crecimiento, desarrollo, conducta o aprendizaje del niño.
- Sospechas apnea del sueño u otros problemas neurológicos.
- El niño tiene terrores nocturnos frecuentes o episodios de sonambulismo peligrosos.
El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones a largo plazo y mejorar el bienestar del niño y de toda la familia.
Conclusión
Dormir bien no es un lujo, es una necesidad. Un niño que no duerme bien no solo está más cansado, también puede presentar problemas de comportamiento, emocionales y de desarrollo cognitivo.
Como neuropediatra, destaco la importancia de establecer hábitos saludables de sueño desde edades tempranas y no subestimar los signos de alteración del sueño.
Palabras clave principales: trastornos del sueño en la infancia, insomnio infantil, problemas para dormir en niños, sueño infantil saludable, hábitos de sueño en niños.
¿Este artículo te ha sido útil?
Compártelo con otros padres, cuidadores y docentes. Juntos podemos promover el bienestar neurológico de los niños desde el sueño, uno de los pilares más importantes del desarrollo.