TEA: ESTRATEGIAS PARA EL DÍA A DÍAESTRA

Por Dra. Judith Vila, especialista en Neuropediatría

¿Qué es el TEA?

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta principalmente la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Cada persona con TEA es única y presenta un perfil distinto, por eso se habla de “espectro”.

Como neuropediatra, insisto en que el diagnóstico temprano y la implementación de estrategias adecuadas en el entorno diario son clave para mejorar la calidad de vida del niño y su familia.

¿Por qué son importantes las estrategias cotidianas?

El día a día puede representar un gran desafío para niños, niñas y adolescentes con TEA. Las rutinas, los cambios, los estímulos del entorno y la comunicación pueden generar ansiedad o comportamientos disruptivos si no se gestionan adecuadamente.

Por eso, aplicar estrategias prácticas y consistentes en casa, la escuela y otros entornos, ayuda a reducir el estrés, fomentar la autonomía y fortalecer habilidades sociales y cognitivas.

Estrategias prácticas para el día a día en niños con TEA

  1. Establece rutinas claras y predecibles
  • Los niños con TEA se benefician enormemente de las rutinas estructuradas. Saber qué esperar disminuye su ansiedad.
  • Usa agendas visuales con dibujos o pictogramas para representar las actividades del día.
  • Mantén horarios regulares para dormir, comer, jugar y estudiar.
  1. Utiliza apoyos visuales
  • Los apoyos visuales son fundamentales para facilitar la comprensión y la comunicación.
  • Usa pictogramas, secuencias de pasos o tableros de elección.
  • Puedes emplear aplicaciones móviles o imprimir imágenes simples.
  1. Anticipa los cambios
  • Si habrá una salida, una visita o una alteración en la rutina, informa con antelación.
  • Utiliza cuentos sociales o tarjetas visuales para explicar lo que ocurrirá.
  1. Fomenta la comunicación funcional
  • Apoya el desarrollo del lenguaje verbal y no verbal.
  • Usa sistemas alternativos y aumentativos de comunicación (SAAC) si el niño no se comunica oralmente.
  • Refuerza cualquier intento de comunicación, incluso si es gestual o con sonidos.
  1. Refuerza conductas positivas
  • Utiliza refuerzos positivos para motivar y enseñar nuevos comportamientos.
  • Elogia el esfuerzo y no solo el resultado.
  • Refuerza con lo que más le gusta: puede ser un objeto, una actividad o una palabra de reconocimiento.
  1. Crea espacios tranquilos
  • Muchos niños con TEA presentan hipersensibilidad sensorial.
  • Asegúrate de que haya un rincón o espacio en casa donde pueda retirarse si necesita calma.
  • Evita ruidos excesivos, luces fuertes o aglomeraciones innecesarias.
  1. Estimula habilidades sociales con juegos
  • Las habilidades sociales pueden entrenarse a través de juegos de turnos, roles o imitación.
  • No fuerces la interacción, respeta su ritmo y estilo.
  • El juego compartido con hermanos, primos o compañeros es muy valioso.
  1. Sé coherente y paciente
  • Los cambios no son inmediatos. La repetición y la constancia son fundamentales.
  • Evita castigos o regaños intensos: los niños con TEA muchas veces no comprenden las reglas implícitas.
  • Enfócate en enseñar, no en corregir.

Apoyo a las familias: también importa

Cuidar a un niño o niña con TEA puede ser agotador emocional y físicamente. Es fundamental que los padres y cuidadores también cuenten con apoyo emocional, redes de ayuda y acompañamiento profesional.

  • Participar en grupos de familias puede ser una fuente de alivio y aprendizaje.
  • Acudir a terapias psicológicas familiares puede fortalecer el vínculo y reducir el estrés.
  • El autocuidado no es un lujo, es una necesidad.

Cuándo consultar con un neuropediatra:

Aunque ya exista un diagnóstico de TEA, se recomienda el seguimiento periódico con neuropediatría si:

  • Hay regresión de habilidades.
  • Aparecen crisis frecuentes, alteraciones del sueño o agresividad repentina.
  • Se presentan problemas médicos asociados (epilepsia, TDAH, trastornos digestivos).
  • Es necesario ajustar tratamientos o terapias.

Conclusión

El TEA no es una enfermedad, sino una forma diferente de procesar el mundo. Con estrategias adecuadas, amor, paciencia y apoyo profesional, es posible construir un entorno donde cada niño o niña con TEA pueda desarrollarse plenamente.

Como neuropediatra, mi mayor recomendación es que las estrategias no sean una carga, sino una oportunidad para conocer más profundamente a tu hijo o hija y acompañarlo desde sus fortalezas.

 

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